domingo, 12 de octubre de 2025

LA MATANZA DE OBLATOS, EL DIA MÁS OBSCURO EN LA VIDA DE PEDRO PARRA

Un día como hoy 10 de octubre de 1977 (hace 48 años) en la prisión de Oblatos de Guadalajara ocurre el motín más sangriento en la historia penitencia de Guadalajara. El director era Pedro Parra Centeno ex presidente municipal de Tlajomulco y amigo personal del gobernador en turno Flavio Romero de Velasco

En el preciso momento que comenzó el terror (nueve de la mañana) el director del penal, su personal administrativo y 25 carceleros cerraron los accesos para que los presos ya no pudieran salir y abandonaron sus puestos dejando a su suerte a más de 2,500 internos que hicieron una carnicería. El objetivo era un ajuste de cuentas, “Los Chacales” iban a eliminar a los guerrilleros, pero las cosas salieron al revés, los presos se unieron para matar a los cabecillas que tenían el control de los internos. 

Al primero que ejecutaron fueron al líder de los Chacales Reynaldo Navarro Arellano “El Colo” y al último, a Rafael González Guzmán al que violaron, torturaron con un picahielos (recibió cien piquetes) para luego castrarlo y quemarlo. Todos parecían estar locos (Tomado de proceso.com.mx, “Así fue la matanza entre reos en Oblatos”, texto de Felipe Cobian 1977; también en “Amargo lugar sin nombre: Festín de balas).

El saldo oficial dejó 14 muertos y más de 20 heridos (cifras extraoficiales señala que fueron 60 los heridos y muertos, mismos que fueron atacados por una turba de 500 presos). Diez días estuvo el penal en manos de los amotinados, fue hasta el 21 de octubre de 1977 cuando finalmente lograron ingresar al penal 750 elementos de diferentes corporaciones con la Operación Rescate: “Buenos Días Penal”. 

La matanza en el Penal de Oblatos fue por las rivalidades que existían entre los presos, pero hay un trasfondo más obscuro del que poco se habla. El penal había sido inaugurado en 1932 por el gobernador Sebastián Allende para una población de 800 internos y en la década de los 70 estaba sobre saturado; por otra parte la guerrilla y los porros de la Universidad de Guadalajara venían causando serios problemas a la ciudad, por lo que los altos mandos (Dirección Federal de Seguridad) prepararon una estrategia para eliminar a algunos internos del FRAP (Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo), FER, (Frente Estudiantil Revolucionario), Unión de Pueblos (UP) y la Liga 23 de Septiembre, del que resultó un motín previo que fue el zafarrancho del 4 de octubre en el que muere el celador Ramón Ruiz.

La amenaza ya se veía venir. El aparato político y policiaco estuvo enterado una semana antes, así lo asegura Luciano Rentería Estrada “El Chato Rentería” (padre del preso Armando Rentería), el objetivo era eliminar a los presos de El Rastro, pero en un viraje inesperado la población carcelaria hizo causa común con los guerrilleros y se lanzó contra el grupo que los humillaba, los robaba y los extorsionaba. (Véase más del tema en el blog Guerrilla en Guadalajara “Los Chacales en la Penal de Oblatos” y en los trabajos de Jesús Zamora García).

Entre 1973 y 1977 los directores del Penal fueron Emilio Gómez Pérez, Arnoldo Robles Villaseñor y Pedro Parra Centeno. Los dos primeros tuvieron la encomienda de darles un mal trato a los guerrilleros que estaban segregados en la Sección G conocida como “El Rastro”, pero es don Pedro Parra el que les da un trato más humano y la posibilidad de convivir con los demás presos. Con Pedro los revolucionarios del FRAP pudieron salir a tomar el sol, caminar fuera (estaban en celdas de 3 por 2 metros) y jugar algún deporte (futbol y basquetbol).

En la serie de You Tube “Clandestinos” Penal de Oblatos, episodio 6 Salvador Chávez Calderón, quien fuera un enviado de la Policía Judicial para mejorar las condiciones del penal presenta el siguiente testimonio: “Don Pedro Parra era un hombre muy sencillo, muy inteligente pero ignorante, que me disculpen los hijos de él, aunque si debo reconocer que era muy justo, muy honesto, muy vertical… yo sospechaba que no sabía leer no obstante que había sido diputado federal, lo afirmo porque me decía haber Salvador léeme esto, me llego un oficio ¿qué dice? Y yo se lo leía. Yo con él comencé una labor de convencimiento (para darle un mejor trato a los guerrilleros) le decía mira, déjalos salir (y me contestaba) no porque son muy peligrosos, pero déjame consultar con el gobernador. Pues ojalá (le dije) porque pobres muchachos, yo los veía muy flacos y desgarbados, algunos no podían ni caminar por las torturas (a que estaban sujetos). Pues resulta que sí, ya con el tiempo don Pedro Parra los dejó salir (principalmente para que pudieran tomar el sol)”. 

No debemos pasar por alto que estos acontecimientos ocurren en el periodo de La Guerra Fría, entre los EU y la URSSS, donde se veía venir una tercera Guerra Mundial. Con este escenario internacional a México preocupaba la corriente comunista y las doctrinas Marxistas Leninistas. En la historia nacional se habla del movimiento del 68 y la sangrienta represión del 2 de octubre, con su secuela, la masacre del Corpus Christi (el Halconazo) del 10 de junio de 1971, pero casi nadie habla de la guerrilla y los movimientos revolucionarios de Guadalajara.

La masacre de Oblatos tiene muchos claroscuros. Merece el título de Gabriel García MárquezCrónica de una muerte anunciada”, sospechosamente unos días antes fue trasferido al penal de Santa María Acatitla de la Ciudad de México Carlos Morales “El Pelacuas” y un día antes los presos del FER de San Andrés fueron avisados que no salieran de su celda porque veía algo fuerte. El estado mexicano a través de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) estaba preparando una masacre para reducir la población del penal, el objetivo principal eliminar los grupos revolucionarios del FRAP.

La historia de la guerrilla terminó en 1978 cuando el presidente José López Portillo decretó las leyes de amnistía. Cuatro años después, en febrero de 1982 la prisión de Oblatos comenzó a ser demolida. Actualmente es un parque. 

Pedro Parra Centeno (1919-1995) fue presidente municipal de Tlajomulco de 1954 a 1955. De 1958 a 1960 se convierte en presidente del primer Consejo Municipal porque sustituye al presidente desaforado Silvano Robles Ocampo. Más tarde fue diputado federal suplente de Flavio Romero de Velasco, de 1961 a 1963 nuevamente fue presidente municipal por elección popular. En el periodo del gobernador Flavio Romero de Velasco fue subdirector y director de la Penitenciaría del Estado (Penal de Oblatos) de 1977 a 1978 y Jefe de la Oficina Recaudadora de Hacienda en Santa Anita de 1978 a 1983.

Texto José Chávez, Cronista Municipal de Tlajomulco