Estuvo ubicado en la acera poniente de la avenida La
Fayette y Libertad entre las actuales avenidas de López Cotilla y La Paz. Su
ubicación era privilegiada y sin duda fue meticulosamente escogida, estaba casi
exactamente en el remate de la avenida Libertad, por lo cual desde sus ventanas
y balcones se podía disfrutar la vista de la grata y arbolada avenida que
conectaba a la colonia Americana con la colonia Reforma, entonces en plena
fiebre de construcciones de grandes palacetes.
Aunque el tamaño del lote del terreno donde estaba construida no era muy grande, se le sacó provecho a las proporciones y se logró una dimensión armónica del conjunto, de tal manera que daba la impresión de ser mucho más grande de lo que en verdad era.
El constructor del chalet Martínez Gallardo fue el muy exitoso localmente ingeniero y arquitecto florentino, aunque naturalizado estadounidense, Enrique Choistry, quien se estableció en Guadalajara en 1909 y aprovechó de manera admirable la nueva tendencia de los acomodados de aquel tiempo, que habían decidido abandonar sus céntricas casonas para ubicarse en las resplandecientes "colonias".
Atractiva aunque de apariencia un tanto rebuscada, más notable en tanto que se comparara con la muy sobria finca vecina, propiedad de los Aranguren localizada en la esquina de López Cotilla y Lafayette, el chalet Martínez Gallardo sobreviviría por casi cuatro décadas, desgraciadamente desapareció antes de la llegada del concepto conservacionista, en su lugar está ahora la librería del Fondo de Cultura Económica.
Aunque el tamaño del lote del terreno donde estaba construida no era muy grande, se le sacó provecho a las proporciones y se logró una dimensión armónica del conjunto, de tal manera que daba la impresión de ser mucho más grande de lo que en verdad era.
El constructor del chalet Martínez Gallardo fue el muy exitoso localmente ingeniero y arquitecto florentino, aunque naturalizado estadounidense, Enrique Choistry, quien se estableció en Guadalajara en 1909 y aprovechó de manera admirable la nueva tendencia de los acomodados de aquel tiempo, que habían decidido abandonar sus céntricas casonas para ubicarse en las resplandecientes "colonias".
Atractiva aunque de apariencia un tanto rebuscada, más notable en tanto que se comparara con la muy sobria finca vecina, propiedad de los Aranguren localizada en la esquina de López Cotilla y Lafayette, el chalet Martínez Gallardo sobreviviría por casi cuatro décadas, desgraciadamente desapareció antes de la llegada del concepto conservacionista, en su lugar está ahora la librería del Fondo de Cultura Económica.
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