A finales de los 30´s, en donde hoy está la fuente-glorieta de la Minerva, eran llanos sembrados de maíz donde solo se vislumbrara la carretera Panamericana ; la México-Guadalajara y la de Barra de Navidad-Guadalajara. Los únicos edificios construidos era el Observatorio Meteorológico, el club Campestre o Country Club y muy pocas residencias de los tapatíos que buscaban soledad y silencio. El único medio de transporte que llegaba hasta ese lugar tan apartado, era un tranvía, que era casi exclusivo para el servicio de los socios del club. Ahí se levantaba un monumento a los viajeros que llegaban a esta Perla Tapatía, era un arco de estructura de fierro armado y adornado con el escudo de la ciudad ; en pie de sus columnas había unos artísticos arbotantes de cemento armado y adornaba en su parte superior faroles muy al estilo colonial. En su parte céntrica se leía "Guadalajara" y en todo este conjunto relucían una hermosas jardineras adornadas con azulejos de Tlaquepaque, el autor de este monumento fue el ingeniero y arquitecto Aurelio Aceves.
Al paso del tiempo esta estructura metálica le dio paso al edificio de piedra y cal que vemos actualmente, el cual luce su doble arco de 8 metros y 14 de altura total ; en su segunda planta hay un salón que le sirvió de estancia a principios de los cuarentas a la oficina de Turismo y el 18 de marzo de 1959 se instaló la "Sala de Banderas" que constaba de todos esos emblemas patrios de los países de América. Se comenzaron a construir estos arcos allá por los años 1939-41 en conmemoración de los 400 años de la fundación de la ciudad (1542) y fue gestión del gobierno del licenciado Silvano Barba González por iniciativa del secretario de gobierno Víctor Prieto González Llamas (fue quien colocó los bustos en avenida Américas) ; mostrando su ornamentación azulejos amarillos y azules colocados muy al estilo de los años cuarenta y en sus dos columnas laterales resaltan dos fuentes empotradas con sus enormes cabezas de pescado talladas en cantera donde sale disparado el preciado líquido. A sus siete ventanas las enmarcan molduras y tienen incrustadas en su parte media el escudo de la ciudad, albergando hoy las oficinas de turismo nuevamente.
Este arco también es símbolo de nuestra ciudad, vigila el incesante tráfico que por su interior pasa. Y para cerrar con broche de oro a los costados de estos arcos hay dos bellas plazoletas, donde se encuentran las estatuas de Mariano Azuela y José Clemente Orozco ; esculturas trabajadas en cantera negra y están sobre un pedestal de cantera amarilla. El monumento de Orozco se encuentra frente a la que fue su casa, construida por el ingeniero Edmundo Ponce (hoy convertida en museo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario