jueves, 9 de septiembre de 2010

Antiguo hospital Civil





Imágenes del antiguo hospital civil enviadas por Luis Alonso González Carranza

UNIDAD EDITORIAL CUAAD

Cinematour 1920






El CINEMATOUR fué en realidad un cine itinerante, estaba montado en un vagón de ferrocarril y allá por 1921 fué una novedad; en Guadalajara se estacionó por la Calzada Independencia muy cerca de donde alguna vez fué la estación central del ferrocarril, y sus proyecciones se concretaban a filmaciones de viajes (estilo documental) por diferentes paises: París, Londres, Berlin, Roma; México, etc. Algo muy espectacular en esa época.

Información proporcionada por Luis

Plaza de armas y Catedral


Foto de la plaza de armas de Guadalajara a principios del siglo XX, todavía se ve el antiguo kiosco que fue cambiado en 1908.

El portal más antiguo de Guadalajara es el que se encuentra localizado frente a la Plaza de Armas, su construcción data del siglo XVI. Su propietario original fué don Juan de Saldívar y en este sitio se establecieron los oidores después de su traslado de Santiago de Compostela a la ciudad de Guadalajara en el año de 1560. Al transcurrir el año de 1620, este lugar pasó a ser propiedad del alguacil mayor don Juan de González de Apodaca quien rentaba las casas que se encontraban en el lugar a diferentes ciudadanos de ese entonces como Bernardina de Frías, Ascencio Rodríguez, Pedro Luis Alvarez, Francisco de Castro y el sastre Juan de Medina.

En 1650 su nuevo propietario fué don Caledón de Apodaca quien lo traspasó a las monjas de Santa María de Gracia, dominicas o canónigas, quienes despues de haber recibido la correspondiente concesión procedieron a continuar con el arrendamiento de la propiedad para incrementar los ingresos de la orden, por este motivo este portal fué conocido durante mucho tiempo como el portal de "Santa María de Gracia". En las cuatro esquinas del portal existieron sendas esculturas de perros de tamaño natural que portaban en el hocico la tea de la orden Dominicana.

Un jueves santo del año de 1702 se incendió y fué reconstruido en 1768 bajo la administración del mayordomo don Sebastián Daza y Guzmán. Finalmente, después de la guerra de Independencia su nombre oficial fué cambiado por el de "Portal Aldama".

Información enviada por Luis Flores

Drogueria


LA BOTICA ALEMANA

Estuvo localizada en la esquina sur oriente de López Cotilla (antes Velarde, o calle de las arrecogidas) y 16 de Septiembre (antes San Francisco), con domicilio calle San Francisco numero 9, y cuyo primer propietario en 1853 fue Don Enrique Weitenauer y que por 1883 se anunciaba como Botica Alemana de N.S. de Guadalupe Posteriormente fue adquirida por un alemán el Sr Juan Jaaks (Hans Friedrich Thomas Jaaks)

La esquina nor oriente, desde finales del siglo XIX fue la casa de Juan Kaiser, Al Libro de Caja, que giró durante 30 años. Antes había sido esta la casa del Ing Gabriel Castaños, y en esta misma casa hizo la observación del paso de Venus por el disco del Sol. Anteriormente, en 1883, Carlos F Landeros determino en este lugar las coordenadas geográficas de Guadalajara.

En este mismo lugar se construyó posteriormente el Banco de Comercio.

Los productos que vendía la Botica Alemana eran : “ Goma damar y fósforo para cerilleros, azul ultramarino, tambos grades y chicos para sosa cáustica , latas de sebo americano, emplasto monópolis, y aceite Maravilloso. Ambos de José Grisi. Tés de la China, extracto y polvo de carne, Mostaza Colman, Baking Powder, Whiskey, Coñac Hennessy. Además se realizan los servicios de “compra de metales preciosos y cambio de monedas de todos los países”.

El sábado 31 de Octubre de 1896 Juan Jaaks salió para Ajijic en compañía del magistrado Lic. Gregorio González Covarrubias y de los señores Alejandro Gonson y Charles Sponagle. Iba a recibir unas minas y terrenos para su administración, y por la noche al acudir al llamado que hacían a la puerta, tres asesinos vaciaron sus pistolas dejándolo mal herido: murió minutos después y después por Atequiza se trajo su cadáver sepultándolo en el nuevo cementerio municipal (Panteón de Mezquitán), siendo sus restos “los primeros sepultados en dicho campo de la muerte , circunstancia que no deben echar en el olvido historiógrafos y cronologistas, aconseja la gacetilla periodística, y complementamos con la referencia al decreto del 29 de octubre de 1896 que decía en su “Artículo segundo : el primer cadáver que se inhume en un terreno tomado a perpetuidad no causara derechos de inhumación.

Y cuentan las malas lenguas, que el mismo día que se efectuó este sepelio inaugural, iban al trote con un muerto a cuestas unos pobres proletarios, mas como Don Juan iba en carroza les ganó la prima.
A la muerte de Juan Jaaks, la botica fue adquirida por la familia Ibarra. Y en los años cincuenta perteneció a la compañía Beick Felix.

En esa misma esquina fue casa del pintor Carlos Villaseñor, y tuvo su escuela Don Martin Souza. Además un Mr. Lewis de los primeros que trajeron automóvil Cadillac, vendía aquí las maquinas de escribir Oliver.

En los años 50, se llamaba Droguería La Palma, propiedad de la compañía farmacéutica alemana Beick Félix. La entrada de México en la segunda Guerra Mundial, a favor de los aliados, ocasionó que los bienes de las potencias del eje –Alemania entre ellas), fueran nacionalizados. Se puso a remate público y la adquirió José Guadalupe Covarrubias Ponce (1888-1982) quien mandó demoler la finca y construyó un edificio moderno, que identificamos porque el piso superior del nuevo edificio estuvo el famoso restaurant Focolare.

Antes de que empezara la Segunda guerra mundial, uno de los dependientes era el Sr Wasserman, que se fue a Alemania cuando inició la Guerra, según me comentó el Dr. Juan Lomelí Torres (de la generación 1930-45 de la Facultad de Medicina)

Selección de Obras de José Cornejo Franco edición conmemorativa del Club Atlas año 2016. Pp. 206
"DROGUERIA ALEMANA" 1890 DESPUES DROGUERIA IBARRA Y FINALMENTE DROGUERIA LA PALMA (PROPIEDAD DE LA COMPAÑÍA BEICK FELIX, por lo que se le conocía también como la botica Beick Félix)

Esta botica se localizaba en la esquina de 16 de septiembre y López Cotilla en la esquina sur oriente, contraesquina de la llamada plaza de la computación.

Su primer propietario fue Enrique Weitenaver y porteriormente el Sr. Juan Jaacks quien falleció en 1896 y fue de las primeras personas sepultadas en el Panteón Municipal de Guadalajara, posteriormente fue adquirida por la familia Ibarra y por esa razón cambió su nombre a Droguería Ibarra hasta su desaparición. La droguería Ibarra fue adquirida por la compañía Beick Félix, y le cambió el nombre a Droguería La Palma. Al iniciar la segunda guerra mundial los alemanes residentes en el país perdieron sus propiedades. La farmacia en los años 40 la atendía un Sr Wasserman, que también se regresó a Alemania.

DROGUERÍA LA PALMA
Suceso de Guadalajara que se narra a través del membrete de la antigua “Droguería de La Palma”: una compañía farmacéutica alemana Beick Felix, ubicada entonces sobre la Av. 16 de Septiembre. La incorporación de México a la 2da. Guerra Mundial ocasionó que los bienes de las Potencias del Eje –Alemania entre ellas– fueran nacionalizados y puestos en remate público. Siendo entonces que José Guadalupe Covarrubias Ponce (1888-1982), adquirió aquella propiedad, mandando edificar un moderno edificio, mismo que perdura hasta nuestros días. Él fue uno de los fundadores del Partido Nacional Revolucionario (PNR) en Jalisco y su presidente estatal; siendo además, Diputado al Congreso del Estado en seis ocasiones: cinco de ellas, representó al Distrito de Puerto Vallarta y una al de Ameca...


Fuente Facebook Toñoguerrero Lopez

Primeras droguerias de la ciudad

Esta botica se localizaba en la esquina de 16 de septiembre y López Cotilla; su propietario fué Enrique Weitenaver y su encargado fué el Sr. Juan Jaacks quien falleció en 1896 y fué de las primeras personas sepultadas en el Panteón Municipal de Guadalajara, posteriormente fué adquirida por la familia Ibarra y por esa razón cambió su nombre a Droguería Ibarra hasta su desaparición. Información proporcionada por Luis

CARRERA Y MORTAJA DEL CIELO BAJA

Como los antiguos panteones de nuestra leal ciudad ya estaban muy llenos, el Ayuntamiento decidió construir uno más grande y adecuado a las necesidades no sólo de este tiempo, sino con vistas a futuro para que sirviera muchos años, naciendo así el Cementerio Municipal o de Mezquitán. Hicieron este panteón en los antiguos terrenos donde estaba la garita de Mezquitán; en un plano de Guadalajara de 1896, aparece este predio en la entonces orilla de la ciudad por el noreste, teniendo su entrada por la calle de Mezquitán.

El señor Juan Jaacks era el nuevo dueño de la famosa Botica Alemana (López Cotilla y 16 de Septiembre) fundada en 1853, su anterior propietario fue don Enrique Weitenaver. Este próspero negocio era muy conocido y frecuentado por los tapatíos de esa época, ya que era una de las boticas mejor surtidas de la ciudad y por consiguiente encontraban todo lo que pedían sus recetas.Al señor Jaacks, de origen alemán, le dio por hacer negocio con las cuestiones mineras, sin saber que por ese motivo iba a encontrar la muerte.

Se cuenta que el sábado 31 de octubre de 1896, partió con rumbo al poblado de Ajijic acompañado del licenciado Gregorio González Covarrubias y de los señores Charles Sponagle y Alejandro Gonson, porque iba a recibir unas minas y algunos terrenos para su administración. Llegada la noche, Juan sonreía y se frotaba gustoso las manos, pues había logrado un lucrativo negocio, rompió su concentración unos toquidos que provenían de la puerta de su habitación, se dirigió algo extrañado para atender al llamado y cuando abrió, tres asesinos vaciaron sus pistolas en él, dejándolo inerte sobre un charco de sangre.

Su cuerpo fue traído a Guadalajara y velado por familiares y amigos, la tristeza en el lugar era mucha, pero con pícara sonrisa uno de los familiares con alta voz le dijo a la multitud: -Miren, el 29 de octubre pasado salió un decreto y en su artículo 2, dice: “El primer cadáver que se inhume en un terreno tomado a perpetuidad, no causará derechos de inhumación”, es decir, que si enterramos a Juan en el nuevo cementerio municipal nos va a salir gratis-. “Oh miseria humana a cuantas cosas te doblegas por el dinero”, por unanimidad se decidió llevarlo a ese panteón, se contrató una elegante carroza fúnebre jalada por hermosos caballos y dio comienzo el cortejo rumbo a ese valle de lágrimas en el barrio de Mezquitán.

Las personas caminaban lentamente siguiendo a la carroza que transitaba por la calle de Mezquitán, acompañados de algunos rezos y pocos cánticos que salían de las bocas de esos cabizbajos miembros de la solemne y elegante comitiva. Resulta que ese mismo día se le ocurrió a otra familia enterrar a uno de sus miembros que había fallecido una noche atrás, en el panteón municipal, pues cosa contraria a Juan, ellos querían aprovechar que no tendrían gastos funerarios ya que los deudos eran exageradamente humildes. Los pobres proletarios iban por la calle del Moro (hoy parte de la Calzada del Federalismo) y con el muerto a cuestas.

No me la van a creer, pero ambos cortejos iban casi a la par, claro que en calles paralelas; cruzaban lentamente las calles mientras que los vecinos y parroquianos que deambulaban por la zona, se quitaban el sombrero y rezaban por el muertito. Pues bien, uno de los miembros de la comitiva de Juan se percató que por la otra calle iba otro fallecido y pasó la voz de que apuraran el paso para llegar primero, ya que ofertas como esa casi no había. Pero también se dieron cuenta los que cargaban el humilde ataúd, que era muy probable que les ganaran el entierro gratis; cuadra que pasaban cuadra que aceleraban el paso ambos grupos.

Un poco antes de llegar a la hoy calle Jesús García, los dos grupos iban prácticamente corriendo, ya que querían pasar primero por el puente que estaba a unos cuantos metros de la entrada al panteón. Iban a toda prisa, pero como Juan Jaacks iba en carroza, fue el ganador de ese premio de no gastar nada para su inhumación; convirtiéndose también en el primer inquilino del cementerio más antiguo en servicio de nuestra noble ciudad, ya que se inauguró el 02 de noviembre de 1896.

Negocio a principios del siglo XX



Propiedad de los señores Paulsen, esta famosa ferretería de principios del siglo XX se encontraba en la esquina de Colón y Juárez, ahí mismo se estableció por los años 20 el consulado Alemán con la representación del cónsul A. Biester.
De su fachada, la planta alta aún se encuentra casi igual con algunos cambios, no así la planta baja que ya ha sido completamente modificada.

Información de Luis Flores